domingo, 2 de marzo de 2008

MI VIDA AL LADO DE UNA ESTRELLA




En un típico paseo por las principales calles de Huacho, cuando pensé que iba a ser un día como otro, me dí con una granta sorpresa; en la intersección de la calle simón bolívar y 28 de julio hallé a una persona de hartas carnes, tirado en el suelo, de pantalon azul y un polo con cuello camiseta de color blanco, era escaso de cabello, unos ojos muy pronunciados y emitía unos ronquidos que bien pudieron haber alarmado a toda la ciudad por ser tan estruendoso, pero, lo que más llamó mi atención fue su peculiar color de piel (no porque fuera muy blanco o muy oscuro, si no porque era de color “AMARILLO”).

Mi mente dió un giro de 180 grados, mis ojos lo observaron fijamente, como escaneando su gruesa figura para poder así dar una respuesta a las curiosas características físicas de éste individuo quien seguía postrado en la vereda, pero ahora había empezado a babear.
De pronto, recordé haber visto a éste sujeto en una serie de televisión (“LOS SIMPSONS”, no mencionaré en que canal se emite porque ellos no han pactado la publicidad con nuestra revista), además tenía una familia y vivía en un lugar muy lejos de aquí.

Entonces me dije: ¿Quién no ha visto las jocosas situaciones por las que pasa este peculiar personaje?, me estaba refiriendo a HOMERO SIMPSON quien dejó la cuidad de Springfield para dar un paseo por Huacho; como era de esperarse no se mostró muy contento y soltó unos !ouh! debido a que su visita no la hizo por placer, más bien, por un ajuste de cuentas por parte de la mafia de Sprinfield a cargo de “Tony el gordo”

Empezamos a caminar e iniciamos una conversación mientras avanzábamos, sabía que no debía de hablarle de temas fuertes como política, ideología, crisis económicas, etc. porque me hablaría de cualquier otra cosa y no me daría una respuesta lógica; así es que empezé por decirle qué le parece la cuidad (confieso al decirles que ésta no es de mi agrado por motivos que no prefiero mencionar aquí); éste respondió que no es tan divertida como su tierra natal, le falta muchos colores, en especial el amarillo; carece de áreas verdes (por un momento pensé que él era un ambientalista) y luego... se desconectó, analizé la situación y noté que su cerebro le pedía algo, fué entonces que lo invité a tomar una gaseosa, el cual rechazó, sin embargo su ansiedad por ingerir algún líquido seguía acrecentándose por lo tanto tuve que volver a insistir en beber algo, pero ésta vez sería una muy amena ¡cervecita!.

Se dibujó una enorme sonrisa en su rostro,y me preguntó si conocía algún bar donde sirvieran la mejor cerveza de la ciudad, ante esto mencioné que aquí se ha elaborado una bebida, tal es el caso de la universidad José Faustino Sanchez Carrión, quien lanzó al mercado una cerveza que lleva por nombre “La Trampa”; mi ebrio amigo se sintió a gusto con el nombre e incitó a que lo llevara al lugar donde vendían dicho producto para probar su calidad. Y luego de un breve instante estábamos bebiendo el elípsir de la vida (como lo denomina él y su servidor) pero, una expresión en su rostro me demostró lo contrario, la bebida no era de su agrado y mucho menos del mio.

Me reclamó del porqué lo había llevado a tan horrible lugar en el que la atención no era buena y mucho menos las bebidas (preferimos omitir el lugar de venta) e insistió en que la cerveza “DUFF” es la mejor de todo Sprinfield. Una vez saciada la sed proseguimos con el paseo por el mercado central, debido a que el gusta tragar con voracidad, me llevó hacia allá por el delicioso aroma a tocino que emanaba, otra vez saqué dinero de mi bolsillo para pagar por lo que iba a consumir mi lerdo amigo, en eso que estamos caminando y vamos al centro del recinto, cae una madera del techo y golpea a Homero en la cabeza, por un momento pensé que tenía que llevarlo a emergencia, pero, como lo sospechaba éste hombre tenía el cráneo tan duro que no sufrió daño alguno y tan sólo emitió un !ouh! nuevamente...


Una vez pasado el inconveniente del mercado proseguimos a pasar por la calle Atahualpa, luego 28 de julio, donde unas suripantas (chicas de la mala vida que ofrecen un poco de amor a un bajo costo ) quienes al mejor estilo de Lima intentaban convencerlo de llevarlo a un hotelucho de la calle Echenique; casi se va, pero se quedó, gracias a un niño que vendía caramelos que lo distrajo.
¿Acaso su estómago no tiene un límite?, fué la interrogante que me hice al observar como se embutía todo lo que tuve que comprar para obtener su atención, una vez en la plaza de armas, éste observó fijamente la catedral San Bartolomé, y como si hubiese una fuerza divina, ingresó a dicho centro de oración para... ¿orar?... mentira, tan sólo ingresó para acomodarse en las sillas que hay para seguir comiendo, pero nos vió el sacerdote e invitó a que nos retirásemos; entonces mi pagano compañero miró fijamente al sacerdote, sacó un billete de 50 dólares y se lo dio... no me pregunten porqué; ni siquiera yo pude sacarle la respuesta a eso.

Me dijo que él no tiene un Dios a seguir, debido a que eso le da más tranquilidad y tiempo; y es por eso que todos los domingos lo utiliza para hacer algo más productivo como ver deporte por la televisión (palabras dichas por su propia boca)...

Ya era de tarde cuando salimos de la iglesia, Homero siguió comprando todo lo que veía , y fueron tantos objetos que ya no pudo cargar nada más en sus brazos, y estaba tan lleno de cosas que aparecieron en escena los efectivos del serenazgo, confundieron a Homero con un comerciante ambulante y le empezaron a propinar muchos golpes en la cabeza debido a que no dejó que le quitaran lo que con mucho esmero había cargado durante todo el día; tuve que intervenir porque se me iba la estrella de un programa conocido y no quería ser el culpable de desdichar a muchos; una vez arreglada la situación y de compartir unas carcajadas, los efectivos se retiraron, no sin antes pedirle disculpas y un autógrafo porque ellos también se reían con las hilarantes situaciones de éste querido personaje.

Ya era de noche y recordó que tenía familia, ellos lo esperaban en Springield; me refiero a su bella esposa “Marge”, el pequeño demonio “Bart”, a la intelectual “Lisa” y la pequeña “Maggie”, quien tras esa fachada de niña inocente intentó acabar con la vida del némesis de su padre, el Señor Burns. Asi es que partió lejos, se dirigió a el ovalo de Huacho esperando que algún camionero le de un aventón para estar con sus seres queridos.

No me queda la menor duda ,aquel viernes 13 fué el mejor día de mi vida, salí de la rutina, la pasé de lo mejor; y aprendí a ver que el mundo no es como dicen, uno mismo puede forjar su destino y lo que queda es aprovechar al máximo las cosas buenas que te ofrece; no estoy diciendo que sigan la vertiginosa vida del blasfemo homero; más bien tomen como ejemplo lo que conlleva exagerar todo y que no podemos salir bien de todas las situaciones porque nuestra vida no es como otra caricatura realizada por un joven sin oficio ni beneficio

Me queda esperar para encontrarme con otro famoso personaje que esté de paso por nuestra ciudad y aprender mucho de él, porque cada persona con la que te cruzas es una experiencia más que se añade a tu vida...